15 de abril de 2016

En Tucumán los grupos “pro-vida” torturan a mujeres que deciden abortar

En los últimos años en nuestro país los fundamentalistas religiosos han afianzado estrategias y acciones apuntando a reforzar su poder político. Influyendo en la creación de leyes y políticas públicas, lograron insertar sus discursos en los medios masivos de comunicación y en los ámbitos educativos de todos los niveles, tanto públicos como privados, imponiendo concepciones fijas de vida en detrimento de la ampliación y reconocimiento de derechos y libertades de las personas, en particular los de las mujeres y el colectivo LGTBIQP.

Últimamente sus acciones más potentes se han explicitado a través de la conformación de organizaciones autodenominadas pro-vida, las cuales obtuvieron y obtienen apoyo de funcionarios vinculados a los partidos políticos de la derecha. Existen diversas organizaciones de este tipo en el NOA y han formado redes entre sí.

Tal es el caso de una fundación en Tucumán llamada Centro de Ayuda a la Mujer, con sede en un departamento en pleno centro, en la calle 24 de Septiembre al 900. Recientemente nos hicimos eco de lo sucedido allí gracias al aporte de la nota de Vicki Ledezma para el portal de noticias Vo-Ve, pero también gracias a la fuerte investigación que ha llevado adelante una agrupación de mujeres de Tucumán. En el Centro de Ayuda a la Mujer se tortura a mujeres que deciden abortar. Las mismas son captadas a través de avisos clasificados engañosos publicados en el diario La Gaceta. Las víctimas llaman por teléfono y son citadas a una entrevista en el lugar.

La tortura es psicológica y consiste en la reproducción de videos escabrosos que muestran los supuestos procesos que constituirían el aborto, no sólo desde una lógica moralista, sino también incoherente y facticia desde una perspectiva médica y científica. Posterior a esta instancia las señoras católicas, algunas de ellas abogadas y funcionarias del Acuerdo para el Bicentenario, muestran a la mujer que desea abortar –según la edad gestacional que transite– un muñeco del supuesto tamaño y peso que tendría el feto, y les piden que carguen consigo y abracen al muñeco.

Una vez finalizado esto se les propone a las mujeres el darles una beca, la cual consistiría en una ración de alimentos y una cantidad determinada de pañales por mes, a cambio de que ellas decidan darle continuidad a sus embarazos. Esto estaría siendo financiado por una ONG llamada Red Federal de Familias Tucumán, cuya asesoría legal está a cargo de Mara Mockevich, miembro del partido Democracia Cristiana. Quien, además, colaboraría también en la financiación de las actividades del Centro de Ayuda a la Mujer sería la organización Grávida, con sede en San Lorenzo 441. A su vez, Grávida no solo estaría sostenida con fondos provenientes del Arzobispado, también recibiría fondos de Nación derivados de la Comisión de Salud del Senado que casualmente dirige hace dos mandatos Silvia Elías de Pérez. Como si no fuera poco, a las mujeres se las convence de llenar una ficha con datos personales, que es utilizada para luego realizarles una persecución con la articulación con profesionales de la salud, por lo que no se le vaya a ocurrir interrumpir el embarazo.

Así es el funcionamiento actual del Centro de Ayuda a la Mujer y otras organizaciones fundamentalistas, paralelamente a hechos dados la semana pasada donde se firmaron convenios para obstaculizar el tratamiento de leyes que promuevan los derechos sexuales y reproductivos, formando parte del mismo funcionarios de Fuerza Republicana y el Acuerdo para el Bicentenario, contando con la presencia de la senadora Elías de Pérez, y el intendente capitalino Germán Alfaro.

Mientras estas organizaciones figuran y se postulan en pos de la “defensa de la vida” bajo el falso discurso de proteger a la mujer para que la misma lleve a término el embarazo, también se perfeccionan formas de engaño y tortura violentando sistemáticamente a las mujeres que deciden abortar.

Foto: Vo-Ve.com

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