Comentarios políticos al activismo trava de un puto-cis cuestionadora de sus privilegios
Escuché a muchas compañeras hablar sobre el pasado, el presente y futuro de su colectivo.
Escuché a Lohana Berkins y entendí cosas que en la facultad ni siquiera intentaron explicarme.
Escuché a Luisa Lucía Paz y entendí que la lucha por los derechos está viva en cada rincón del país donde una compañera toma la palabra.
Escuché a Claudia Pía y entendí que no hace falta mucha ciencia para respetar a las personas.
Escuché a Diana Sacayán y volví a confiar en que militancia territorial trava tiene un camino posible.
Escuché a Marlene y entendí que la voz de las travas aporta una mirada indispensable para nuestra democracia…
Escuché y leí a Susy Shock y mi corazón viajó con una libertad que nunca antes había sentido…
Leí a Camila en su universo poético y mi corazón viajó de nuevo hasta una infancia gay que no recordaba, una familiaridad del interior de los interiores que nunca me había permitido sentir de nuevo.
Escuché y escucho a muchas compañeras hablando y construyendo desde distintos espacios políticos, en partidos, en ONG, en oficinas del Estado, en las universidades. Como hombre cis, tucumano, puto, peronista y universitario no me atrevo a decir “cuál es el camino” con respecto al debate trabajo sexual/prostitución” que ustedes tienen que seguir, hablar por ustedes es algo que no quiero ni debo hacer. Lo que sí me gustaría decir es que veo que en una coyuntura política compleja y dura para el conjunto de la sociedad, el debate sobre abolicionismo y trabajo sexual les está generando más rupturas que acuerdos.
Creo que la construcción política de AMMAR –sobre todo de Córdoba- es algo valorable, han conformado un feminismo reglamentarista que construyó redes y herramientas para hacerle frente a la policía, y a todo el sistema de ideas que la legitima. A esa policía que extorsiona, viola, golpea y asesina a las mujeres que hacen la calle, tanto a las cis como a las trans. No conozco a todas las personas que militan esa causa, pero sí a algunas y se merecen todo mi respeto. Y sé que las construcciones políticas de nuestra actual democracia pueden llegar a abrirle paso a estos reclamos genuinos.
Entiendo también que hay compañeras travas que han abrazado la postura <em>feminista abolicionista</em>, y jamás podría intentar hacer que a la experiencia propia y particular que una compañera tuvo y nombra como prostitución, explotación y violación, la vea de otro modo. El respeto que pido siempre para mi putez y mi modo de entenderla es el que tengo presente para no ponerme a dar cátedra a ninguna compañera trava. No creo que tenga nada que iluminar sobre la percepción de su realidad ni sobre su construcción política-identitaria.
Es más, creo que todavía no hay algo que pueda identificarse fácilmente como una “agenda política trans”, porque las uniones y las construcciones políticas de travas tiene avances y retrocesos que muchas veces dependen de la vida o muerte de las compañeras. Y es por eso mismo creo que las condiciones en cuanto al reconocimiento de derechos de las personas feministas CIS (homosexuales, lesbianas, heterosexuales) son diferentes a las que el colectivo trans tiene.
En el fondo, todos sabemos que todo está mal, que el sistema que nos rige nos duele a todxs lxs que luchamos por cambiarlo, cis o trans, todxs sabemos que ninguna muerte vale más otra. Que detrás de cualquier bandera que se levante hay vidas y cuerpos reales y concretos sufriendo, muchos de ellos sin siquiera el derecho al nombre en un cartel que pida justicia.
Pero también creo que sabemos que han cambiado las cosas y todxs podemos más, pero las vidas cis pueden aún más que el resto. Por lo menos tenemos más derechos reconocidos, y la mayoría de nuestros problemas llegan a desplegarse en todas las formas político-institucionales posibles. Aunque, como escuché hace poco a una profesora, algunas veces de lo que hablamos cuando se trata de garantizar los derechos humanos es de administrar la miseria. Si bien la violencia y las necesidades pueden ser las mismas, el universo de representación en torno a ello no lo es, y el estadio de organización política tampoco es el mismo.
El enemigo nos quiere a todxs dispersxs. Quiere también que el colectivo trans, transgénero y travesti termine disuelto, disfruta y se beneficia con cada nueva división. Las quiere solas a todas las travas, porque así, separadas, es más fácil mantenerlas sometidas e invisibilizadas. No nos engañemos: para el pensamiento facho aceptar hombre y mujer, aunque sea gay o lesbiana, abortista, prostituta o trabajadora sexual es imaginable, pero aceptar la ruptura del binarismo de género es imposible.
Tenemos que recordar que, si bien el enemigo está en todos los partidos, hoy tiene vía libre y presupuesto del Estado para avanzar en contra de los derechos de aquellxs que no somos ni queremos ser parte de “lo normal”. Le conviene tener a los movimientos discutiendo las diferencias y no trabajando en conjunto por lo que necesariamente nos une.
Con todo esto no quiero decir que las compañeras trans, transgénero o travestis militantes de la reglamentación del trabajo sexual están equivocadas en el camino, ni tampoco que las compañeras trans, transgénero o travestis abolicionistas tengan que cambiar de postura. Me gustaría solamente decirles que no son enemigas, que no es tiempo de caer en juegos de nadie, y que el entrar políticamente en ese debate histórico no tiene que separarlas, porque muchos de los que debatimos volvemos luego a una vida en la que ya tenemos privilegios que ustedes no tienen. Que no creo que ninguno de los bandos esté bancado por enemigo, porque si el enemigo pudiera iría en contra de todas.
Todas las compañeras trans y travas que conocí hasta ahora son luchadoras, en más de un sentido, y representan a aquellas que han quedado en el camino, las que no pudieron migrar, las que no pudieron escapar de todas las violencias a las que este mundo las somete desde muy pequeñas. Por todas ellas, por las que nunca estuvieron en la agenda ni el radar de muchos de los que hoy participamos y hablamos desde/para/con/a pesar de ustedes, creo que se deben llamar a la unión.
También me gustaría decirles que hoy es urgente desconfiar de todas las personas que políticamente fomentan y mantienen la división entre compañeras, porque saben que la construcción colectiva es imprescindible, pero a veces parecen priorizar la agenda cis por sobre la construcción trans, y sospecho que todavía son muchos los que se incomodan por todo lo que ustedes vienen a cuestionar. Hay muchos y muchas cis-feministas muy concentrados en conseguir reivindicaciones válidas, pero no de primera importancia en la agenda del colectivo trans. Porque además de las causas justas, muchas personas llevando agua para su propio molino. Y por arriba una historia contada por otros, un complejo discurso que habla por ustedes, y quiere seguir haciéndolo.
Todas saben que la lista de necesidades es muy grande. No hay contradicción en militar trabajo sexual o el abolicionismo en conjunto con Cupo Laboral Trans. Tampoco hay contradicción en militar el trabajo sexual o el abolicionismo en conjunto con la modificación del sistema de salud, para que de una buena vez las traten como corresponde en los hospitales. Si dejamos de reproducir una Moral Universal, esa que pretende que el sentir personal sea el mismo para todos, podríamos entender que el enemigo es común, y que ninguna compañera que defienda el abolicionismo o el reglamentarismo forma parte del enemigo. En el caso particular de las compañeras trans creo que es incluso más evidente, o por lo menos debería serlo.
Desde el lugar de interpelación, y también sabiendo que la mayoría de los que pueden llegar a leer mi opinión son CIS… me gustaría decirles que les deseo el poder de la unión, para todo aquello en lo que estén de acuerdo, y la capacidad de dejar que los debate que las dividen se hagan un lado. Todas las representaciones institucionales que han logrado no sirven para nada si ahora las pone en la lista de espera de reivindicaciones de sus derechos. Ojalá estos tiempos valgan para que ustedes se unan, y en general, para que lxs LGBTI nos unamos. Juntxs, pero no revueltxs, creo que siempre es un buen plan.
Portada: Psicógena Lapsus en la Marcha del Orgullo 2015, Tucumán. Por Mels Petroff.