Robert Grant reflexiona cómo la serie cambió las percepciones sobre las parejas gays y las personas viviendo con VIH
Por John Casey
Publicado en www.hivplusmag.com el 11 de diciembre del 2020
Como lo he contado en otras oportunidades, yo crecí en Pittsburgh, la misma ciudad en la que está ambientado este drama gay, nunca visto en televisión hasta ese entonces. Por lo que cuando se estrenó la serie en el canal Showtime hace 20 años atrás, naturalmente me cautivó la atención.
En ese momento, que se siente como si hubiera pasado toda una vida, estuve decepcionado -y mirando hacia atrás quizás un poco celoso- después de mirar los primeros capítulos. El descomunal epicentro gay de la Avenida Principal Liberty en el centro de la Pittsburgh no era nada parecido a lo que yo conocía bien, que eran los edificios de oficinas y los bares heterosexuales, más al estilo de Wall Street que de la Christopher Street. Entendía que los creadores querían mostrar que la vida gay podía existir en las pequeñas metrópolis del oeste, pero yo no me tragaba que eso pasara en Pittsburgh.
En ese entonces sentía una envidia muy fuerte. En el 2000, a los 36 años, cuando finalmente me ponía de acuerdo sobre mi sexualidad, yo ya era considerado “viejo” por los personajes de la serie, que estaban aterrorizados por cumplir los 30. Ellos eran jóvenes. Yo no lo era. Para ellos, yo era arcaico. Se me había pasado el tren. ¡Qué maleducados!
Además de eso, la bandita de la que formaban parte me era ajena; quizás porque yo no estaba cien por ciento cómodo conmigo mismo. Me faltó tener un grupo de amigos gays y un bar o boliche que pudiéramos llamar “nuestro lugar”. La serie me hacía sentir que me había perdido de algo increíble, o la oportunidad de vivir una vida de gay libre e integra. A mitad de la primera temporada, perdí el interés.
No fue sino hasta 2015, después de cumplir mis 50 años, y de estar en el fondo de una depresión severa, que yo, por razones que todavía desconozco, decidí atragantarme con la serie en mi oscuro y solitario departamento durante ese momento desolado de mi vida. Esta vez Queer as Folk me era simultáneamente nostálgica y agridulce. Me llevó hacia una época en la que yo era joven, bailaba y anhelaba ser un hombre gay libre. Al mismo tiempo, me daba cuenta de que había desperdiciado mi juventud gay por no haber sido más abierto a tener una red de amigos LGBTQ+. Ser gay a mis 20 años fue sólo una seguidilla de encuentros de una sola noche. Para mí los gays no eran para ser amigos, eran para tener sexo. Mi camino por la libertad gay fue bastante solitario.
La serie me devolvió a 1994, después de mudarme a Manhattan, cuando conocí a alguien mientras asistía a la escuela de actuación. Algo así como mi primer novio en la ciudad de Nueva York. Él era lindo, amable y divertido, y las primeras dos semanas de chamuyo me dieron una probada de lo que era ser feliz estando en una relación con un hombre. Pero fue hasta que caminando una noche hacia casa nos detuvimos en la calle y él me contó que era VIH positivo, y en ese momento mi optimismo de amor y felicidad se quebró. Honestamente, apenas podía manejar el ser gay, ¿cómo podía lidiar con lo que para ese entonces se consideraba una sentencia de muerte? Me fui corriendo.
Durante mi depresión pasé mucho tiempo reevaluando mi vida, así que mientras miraba la segunda temporada de Queer As Folk ese recuerdo me sacudió completamente. La serie introdujo en esa temporada al personaje de Ben, un chongazo VIH positivo, que terminaría saliendo con Michael, uno de los personajes principales… aunque no sin algunos obstáculos en el camino y preguntas sobre cómo un chico negativo podría salir con uno positivo. Michael tomó la decisión opuesta a la que yo tomé en 1994. Él y Ben se casarían y vivirían felices por siempre.
Para mí Ben fue la parte más integral de la serie y su relación con Michael la trama más significativa. Ese romance me hizo pensar. ¿De qué me perdí echando de mi vida a un chico maravilloso, VIH positivo? Ben y Michael mostraban que el amor iba más allá del estatus de VIH de cada quién. Fue revolucionario para la época. Y para muchos fue algo shockeante (e inaceptable). No valía la pena salir con alguien cuya salud era precaria. Aparte de eso, la virilidad y la vitalidad de Ben no encajaba en como se solía retratar a las personas VIH positivas en la televisión o el cine en aquel entonces. La realidad de Michael y Ben era más una fantasía… ¿o acaso no lo fue? Su historia era una de esas que se necesitaba contar en un momento crítico.
Hoy en día no debería haber inhibiciones sobre alguien que es positivo, gracias a que los antirretrovirales y los medicamentos efectivos hacen imposible el transmitir el VIH (es el concepto de Indetectable Igual a Intransmisible o I=I). Pero quienes son negativos, ¿están realmente más dispuestos a tener una relación amorosa con una persona VIH positiva? Y si así lo fuera, ¿una serie como Queer As Folk todavía importa o resuena 20 años después?
Robert Gant, actor retirado, interpretó el papel de Ben Bruckner. Gant, que era un abogado antes de afortunadamente decidirse a tener una carrera creativa, trajo toda su actitud deliberativa al papel de Ben, junto con un gran corazón y una gentileza que se contrastaban mucho con su cuerpo musculoso. Cuando Gant y yo nos conectamos para hablar de la serie y su papel esencial, no me esperé una conversación de 90 minutos por teléfono con alguien que reflejaba tan genuinamente el personaje que interpretó en televisión. Gant es amable, pensativo y enfocado, así como Ben.
“Siempre soñé con interpretar a Harold Hill en Music Man, inclusive volé a Nueva York en 2001 cuando la obra estaba en Broadway y me encontré con la directora Susan Stroman”, Gant cuenta durante nuestra llamada íntima desde su casa en Los Ángeles. “Me habían ofrecido un papel en Hill en un tour nacional del musical y, en pocas palabras, toda esa propuesta se vino abajo. Yo estaba devastado, pero al siguiente mes mi agente me llamó por Queer As Folk, y mi vida cambió para siempre. Fue uno de esos casos en los que las cosas no salen de la forma que uno quiere, pero salen como tienen que ser.”
Para quienes no lo sepan, Queer As Folk se basó en la serie británica del mismo nombre, y cuando fue estrenada en Showtime hace exactamente 20 años atrás se convirtió rápidamente en el programa más visto del canal. Gant obviamente había escuchado ya todo sobre la serie antes de que le dieran el papel y tenía el deseo de trabajar en algo así, tan innovador. “El programa llamó mucho la atención, y ser tenido en cuenta para un papel en la serie fue una conmoción para mí. Me acuerdo cuando leí por primera vez sobre el personaje de Ben, un profesor que debía sentirse tan cómodo en un aula como una pista de baile. Me acuerdo pensar que eso era lo que tenía que interpretar, y que me sentía realmente bien, así, desde un principio.”
La audición general para el papel de Ben tomó alrededor de un mes y terminó cuando Gant recibió el aviso de su agente para viajar a Toronto. La audición final se realizaba ahí, donde se rodaba la serie y se encontraba en producción. Se le anticipó que preparara su equipaje como si fuera a quedarse por algunos meses, en caso de que obtuviera el papel. “Audicioné en Toronto e inmediatamente me tomaron, pero querían que conociera a Hal [Hal Sparks, que interpretaba a Michael] para asegurarse de que hubiera química, y la hubo. La siguiente cosa que recuerdo es que estaban haciéndome el pelo, el maquillaje y grabando mi primera escena en la tienda de cómics en donde Ben se encuentra con Michael por primera vez.”
Gant no se declaró públicamente gay hasta que pasó un año adentro de la serie, cuando salió en la portada de The Advocate en 2002. ¿Le daba un poco de aprensión a Gant interpretar a un personaje gay mientras que todavía seguía en el placar? “En el momento que acepté el papel ya estaba fuera del closet a nivel personal, pero no profesional. Parece ridículo mirando hacia atrás que me haya llevado todo un año para decirlo, pero para todos el salir del placar es un viaje, y también lo fue para mí. Sabía eso cuando lo hice, fue realmente muy afirmativo. Me habló mucha gente maravillosa en ese momento, muchos que eran positivos también.”
Le pregunté a Gant si el hecho de que Ben fuera VIH positivo le había despertado algunas inquietudes sobre si aceptar o no el rol: “De hecho, los productores no me compartieron esa información al comienzo, y aprendí sobre esa particularidad del personaje a mitad de camino, en el proceso de audición,” dice Gant. “Estaba entusiasmado por tener un papel que le diera voz a la comunidad del VIH y a la comunidad LGBTQ en general. En aquel entonces, si no recuerdo mal, no había realmente voces de alto alcance en la televisión, así que creo que el personaje de Ben fue un momento importante para nuestra comunidad. Me sentí orgulloso y agradecido por la oportunidad de representar esa voz.”
“Creo que Ben fue el primer personaje VIH positivo en televisión en vivir una vida plena y que cortó con las tramas que giraban alrededor de los medicamentos. Sé que antes que llegara Ben estaba el personaje del tío Vic (el tío de Michael, que también era VIH positivo), que tenía sus medicamentos en el mostrador de la casa de Debbie, la mamá de Michael. Ben también tiene un gabinete lleno de medicamentos que Michael encuentra la primera vez que están juntos. Pero una vez que se pasa ese aspecto de la supervivencia y el VIH, se trata sólo de la historia de Ben viviendo su vida con Michael.”
Había leído que la serie había recibido críticas durante el primer año por cómo fue retratado el tío Vic por estar confinado en la casa, triste y enfermo. Le pregunté a Gant si él había sido incorporado para ilustrar una forma diferente de vivir siendo positivo y me respondió: “Ben fue un alejamiento de ese retrato inicial. Por lo general estaba saludable, con algunos desafíos en su camino”, remarcó Gant.
“Cuando los capítulos salieron al aire con Debbie teniendo una respuesta de rechazo y un miedo tan marcado de que su hijo saliera con una persona VIH positiva, a pesar de que ella estaba muy al tanto del VIH por cuidar a su propio hermano, escuchamos de mucha gente decir que eso estaba mal. Inclusive se piquetearon en contra del programa; sin embargo, para ese entonces ya se había filmado la parte de la historia en la que Debbie eventualmente aceptaba a Ben. Creo sin embargo que les espectadores quedaron muy felices con esa interpretación. El VIH era algo que la televisión por lo general asociaba con la enfermedad (y, en un momento, con mucha razón, porque mucha gente sufrió y murió trágicamente).”
Le pregunté también si había escuchado de gente que haya admirado al personaje de Ben y si había oido de chicos negativos que hayan contemplado -a partir de eso- relaciones con chicos positivos, o viceversa: “Escuché de gente que estaba o había estado en relaciones con gente negativa y apreciaban lo que habían atravesado con sus parejas o lo que sus parejas habían atravesado al ser positivas,” recalcó Gant. “También escuché de gente que temía cómo fuera a ser visto eso, interactuar o salir con gente positiva”.
“Todavía hay gente que me habla sobre la relación de Ben y Michael y sobre cosas de las relaciones serodiscordantes. La gente lo hizo y todavía lo hace, hay una estima por lo que Ben y Michael trajeron. Uno de los más grandes regalos de interpretar a Ben fue escuchar a gente de todo el mundo decir que podía identificarse con ellos.”
En la temporada tres la serie suma el personaje de Hunter, un adolescente VIH positivo que se hace amigo de Ben y Michael. Le pregunté a Gant cuán tan importante fue tener a Hunter como un adolescente VIH positivo y qué es lo que significó para el personaje de Ben. “Esa fue una gran experiencia e historia dentro de la serie. Fue realmente hermoso para Ben cuidar de Hunter y compartir la experiencia de ser VIH positivos juntos.” dijo Gant. “Michael y Bent lo terminan adoptando y creo que fue un paralelismo hermoso el tener un padre y un hijo que enfrentaran juntos lo que sin duda fue lo más difícil en la vida para ellos. Creo que Hunter también ayuda a Ben a superar el hecho de haber perdido a su compañero anterior por el Sida.”
Mientras que los medicamentos y las terapias antirretrovirales han permitido a la gente que era positiva llevar vidas saludables, los estigmas todavía existen, y para muches que son positives todavía sigue siendo una situación incómoda el revelar su estatus a un nuevo amor. ¿Han cambiado mucho las cosas desde Ben y Michael?
“Obviamente. Yo creo y espero que hayamos cambiado, que tener ese componente en una relación no sea un gran tema, sobre todo porque muchos chicos gays están bien informados, tienen la idea del impacto de la medicación y de la nueva realidad de ser indetectable”, dice Gant. “Pero creo que necesitamos seguir diseminando ese mensaje más ampliamente, en particular para quienes todavía no lo entienden, o no lo procesan correctamente, para que deje de ser un tema.”
Sobre ese final, le pregunté a Gant si cree que la serie seguía importando después de 20 años. “¡Ay, sí!” me respondió rápidamente. “Y de una forma única. Acabo de hablar con un chico que nunca la había visto y que estaba profundamente movilizado después de ver la serie. Todavía escucho de mucha gente, también de la generación actual, sobre lo importante que es y lo que significa para ellos. Mientras que algunas cosas del programa ya han sido superadas de algún modo, muchas otras siguen siendo muy relevantes hoy en día. Creo que la serie va a seguir siendo un faro, porque ya sean jóvenes o viejos, la gente sigue dando pasos adelante, saliendo del placar, encontrándose con el HIV, y también presionando por la igualdad.”
John Casey es editor de The Advocate, una publicación hermana de Plus.
Fuente Original: https://www.hivplusmag.com/entertainment/2020/12/11/queer-folks-hiv-legacy-20-years-later
Traducción por el equipo de La Cascotiada