La Organización Dillon nació de manera oficial el 13 de abril del 2020, en plena “fase 1” de la pandemia, a raíz de la profundización de las dificultades que enfrenta el colectivo trans en relación con la Administración Pública en general y con el Sistema de Salud en particular.
La Dillon, creada por personas trans y dirigida a brindarle respuestas a ese colectivo por problemáticas puntuales, cuenta con unos 200 miembrxs actualmente. Su presidente, Máximo León Ramallo Sosa, explicó que la organización surgió por pura necesidad.
“La organización tiene un perfil muy claro y específico para el cual se ha creado, que es la gestoría administrativa trans”, sintetizó. El puntapié inicial que los impulsó a organizarse está relacionado con la dificultad que enfrentaron los varones trans que vieron interrumpirse sus tratamientos de reemplazo hormonal, lo que les significó un gran retroceso.
“Había varones trans que estaban volviendo a menstruar”, explicó Máximo. “Eso, a un varón trans le genera un gran sufrimento. Nadie podía responder a esa necesidad, nadie podía dar una respuesta a por qué los varones trans no estaban con continuidad en sus tratamientos”, agregó.
Entonces, nació la Organización Dillon. “Las personas trans tenemos muchas dificultades en torno a nuestra identidad frente a la Administración Pública y privada”, reformuló Ramallo Sosa sobre la génesis del espacio.
Gracias a la organización, en menos de un mes concretaron las gestiones para que el Sistema Provincial de Salud (Siprosa) se hiciera cargo de la terapia de reemplazo hormonal de 26 varones trans. “Ese es uno de los primeros logros”, celebró Máximo, que hizo una mención especial a la doctora Guzmán. También se consiguió que el colectivo trans del interior provincial tenga más acceso a estas terapias. Y además, avanzan con gestiones para que se facilite el acceso a cirugías de reasignación a cargo de cirujanos plásticos que realicen, por ejemplo, mastoplastías, un tipo de intervención que no se realiza por el momento en el sector público provincial.
Otro ámbito en donde la Dillon realizó numerosas gestiones fue en el Registro Civil. “Muchos no accedían al DNI por el desconocimiento que tenían del trámite”, indicó Máximo. En aquellos días, agregó, la atención estaba sumamente limitada por la pandemia. Ahora, cuentan con una oficina que atiende de lunes a viernes. “Más de 100 chicos pudieron acceder a su documento”, celebró.
La salida al laberinto de papeleríos
Máximo León contó que el trabajo que realizan con la Dillon también contempla la rectificación de otros documentos, como por ejemplo, el título secundario. Es que cuando una persona trans obtiene su nuevo DNI, todos los otros datos cargados en la infinidad de sistemas y registros existentes deben ser rectificados porque no es automático.
“Todo es gratuito, esta organización es cien por ciento de personas trans dispuestas a resolver nuestros problemas administrativos, estamos divididos hasta en comisiones de salud integral, derecho a la identidad y tenemos una oficina virtual”, destacó sobre el asesoramiento que brindan.
Por el momento, es una organización que se autofinancia y que persigue, entre otros, el objetivo de que en las oficinas públicas se les conozca y se escuche la problemática específica del colectivo con el fin de buscar soluciones y agilizar las respuestas.
Entre los logros, por ejemplo, consiguieron que durante el pico de la pandemia se contemplaran y se respondiera a las necesidades específicas del colectivo trans en el sistema de SALUD Escucha y de la app del Siprosa para que, por ejemplo, pudieran gestionar los tratamientos de reemplazo hormonal.
En camino hacia un protocolo para la Administración Pública
El Presidente de la Organización Dillon también observó que, por el momento, no existen protocolos en la Administración Pública para responder al colectivo trans. Sin embargo, hubo avances en ese sentido.
“La Administración Pública no conoce los problemas del colectivo trans”, explicó. “Como ellos no lo viven, al no vivirlo no pueden percibir que hay cosas que generan un gran problema en nuestra vida cotidiana”, ahondó. “Necesitamos que nos escuchen; no vamos a manguear, no vamos a pedir plata, vamos y decimos ‘mire, acá tenemos este problema’. Y nos dicen ‘no lo sabíamos'”, graficó Máximo. Justamente, reflexionó, la mayoría de las dificultades que enfrentan en lo administrativo surgen de un profundo desconocimiento de la realidad de este grupo del colectigo LGTBIQ+.
Sin embargo, por estos días se registra cierta apertura que promete traer avances. “La verdad que hasta ahora hemos tenido una excelente relación con las oficinas de la Administración Pública a las que hemos ido”, comentó Máximo, que destacó particularmente la predispocisión de la directora del Registro Civil, Carolina Baidegorri, y de algunas abogadas de la institución.
De hecho, esperan presentar en las próximas semanas a organismos provinciales (también están trabajando en contacto con la Secretaría de la Mujer, Género y Diversidad) un protocolo para la atención de las personas trans.
En ese sentido, explicó que el protocolo permitiría que en todas las oficinas el personal esté preparado e informado para responder a los problemas puntuales que enfrentan las personas trans a la hora, por ejemplo, de gestionar un nuevo documento de identidad.
“Lo que hay es una enorme desinformación de nosotros”, explicó Máximo entre los motivos por los que un protocolo de este tipo aportaría a mejorar la vida cotidiana de la población trans.
Por ejemplo, “una persona trans del interior, donde el Registro Civil está en el Juzgado de Paz, se acerca y muchas veces la respuesta que recibe es ‘no sé cómo es el trámite'”, señaló el titular de la Dillon. “A casi 10 años de la Ley de Identidad de Género reciben esa respuesta, no hay igualdad”, advirtió.
“Se deben generar las mismas oportunidades y no las tenemos, esto genera tremendo sufrimiento para una chica o chico trans que no sabe, por ejemplo, cómo modificar su DNI”, reflexionó. Sin embargo, con buena voluntad e información, la situación avanzaría. “No hay información porque no hay protocolos”, agregó.
Optimista en cuanto a los cambios que se vienen registrando y a la fortaleza que tienen, Máximo cerró: “Nuestro colectivo se merece soñar con una vida mejor, con que nosotros también tenemos futuro; hay mucha tristeza y mucho dolor dentro del colectivo, pero creo que cruzó una línea (para bien) y ojalá estos tiempos sean mejores”.
¿Por qué “Dillon”?
“Como la organización no es especificamente de militancia o activismo, aunque los amamos y sin ellos no hubieramos logrado lo que hemos logrado, a la hora de buscar un nombre tratamos de buscar un nombre que no esté sea una sigla, sino un homenaje”, explicó Máximo. Por eso, optaron por llevar el apellido de Michael Dillon, un médico irlandés que fue nombrado por sus padres como Laura Maud y que se convirtió en el primer hombre trans en someterse a una faloplastia.