Un lugar para florecer

Sobre Sementerio, de Patricio Dezalot (La Cascotiada, 2023)

Felipe Quiroga
La Papa Revista
"Un lugar para florecer", reseña de Sementerio, de Patricio Dezalot. Reseña por Felipe Quiroga para La Papa

En Sementerio, su primer libro de cuentos, el tucumano Patricio Dezalot resignifica los cementerios. Toma estos lugares asociados a la muerte y, entre tumbas y mausoleos, logra hacer florecer la vida, la sexualidad, el amor y el humor.

Ya en el primer cuento breve, “Margaritas”, sobre la visita de un joven a la tumba de su padre, aparece un cementerio como el escenario principal. Es una historia sobre el dolor y la identidad en la que una explosión de bronca y rencor descoloca al lector en el mejor sentido posible. A partir del segundo relato, “Carmela”, el autor planta semillas que irán germinando en cada página. Sucede que, a pesar de tener completa autonomía e incluso de enmarcarse en géneros distintos, todos los cuentos están conectados. Esto a través de personajes o elementos que se repiten, como por ejemplo la aparición de palomas negras para señalar la irrupción de lo mágico. Podría decirse que cada cuento es una flor de diferente forma y color, pero todas pertenecen a la misma planta maravillosa.

Con destreza narrativa y, sobre todo, con explícita pasión por el arte de contar, el autor va desplegando un universo donde la muerte nunca es el final. Porque “el amor siempre llega para reiniciarnos la máquina”, como afirma uno de los narradores.

Todas las piezas van encontrando su lugar hasta converger en un florecimiento desmesurado en el último cuento. “Venceremos” es un estallido orgásmico de creatividad y libertad. Ahí hay lugar para todo: el humor, la ciencia ficción, la intertextualidad y el homenaje a la tucumanidad y a la literatura gay.

Como si ejerciera un padrinazgo desde el Más Allá, el fantasma del escritor Juan José Hernández flota sobre las páginas de Sementerio. Esto se percibe desde la cita que abre el primer cuento hasta otras referencias en la escritura, como la presencia de lo mágico o la caracterización de algunos de los personajes.

La prosa de Dezalot es limpia, certera. Puede apoyarse con soltura en la oralidad cuando lo que está contando lo requiere. Es así que aparecen marcas del habla tucumana: “el aire te pecha” (pág.5), “les lavaba un poco el pingo” (pág.34), “Dale, cajeta” (pág.48). El autor también tiene la capacidad de recurrir a un estilo de crónica histórica (con toques de humor e ironía bien dosificados), como sucede con “Carmela” (en el que reconstruye la historia de amor secreta protagonizada por un gobernador tucumano), para luego, en las páginas siguientes, presentar una narración en formato epistolar (“Vacía”).

Por lo que logra y construye con cada relato, Patricio llega al final de esta antología ganándose el derecho de hacer detonar, con total impunidad, la extrema (y muy disfrutable) bomba bizarra que es el ya mencionado “Venceremos”. Este cuento está situado en el futuro e incluye travestis terroristas, una ciudad militar tecnológica oculta bajo un cementerio y clones cyborgs.

Dezalot demuestra con cada relato su creatividad: es un escritor con muchas ideas y con habilidad para contarlas. Sin embargo, es tanto lo que cuenta y lo que tiene para contar con las puertas que abre, que en algunos de sus cuentos, como pasa con “La cura”, el final parece llegar demasiado pronto y de manera abrupta. Aunque no impide haber disfrutado el recorrido hasta ese desenlace.

El uso del humor y el estilo de escritura hacen que los relatos aparenten una ligereza engañosa. Es que esconden mucho más bajo la superficie. Hay una profunda densidad en los temas que se tratan, como la identidad, la sexualidad, los vínculos, el amor y la soledad.

En ese sentido, Sementerio presenta un concepto y un conjunto de ideas que sostiene con potencia en cada relato. Esto sucede a veces de manera más explícita que en otras: es un libro que parece buscar, nada más y nada menos, que pelearle a la muerte. Los cuentos de Patricio saltan los muros para invadir el cementerio y vaciarlo, literal y simbólicamente, de toda solemnidad y de toda tristeza. Se produce entonces una transmutación operada por la magia de la literatura, que impregna esa tierra muerta y silenciosa. La convierte en tierra fértil donde la vida se fecunda a sí misma para florecer.

Publicado originalmente en

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