<h5>Por Mariana Paterlini</h5>
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<p style=”text-align: right;”><em>Hoy voy a tratar de acordarme de cómo pasaste de ser mi nene
</em><em>a ser Luana, mi princesa…<a href=”#_ftn1″ name=”_ftnref1″><strong>[1]</strong></a></em></p>
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<strong>El encuentro</strong>
El 4 de diciembre de 2015 Gabriela Mansilla y Valeria Paván llegaron a Tucumán. Vinieron apenas por un día y con un propósito específico: participar en la mesa panel “Identidad de género y sexualidad”<a href=”#_ftn2″ name=”_ftnref2″>[2]</a>. Gabriela es la mamá de Lulú y autora del libro <em>Yo nena, yo princesa</em>; Valeria, psicóloga, coordina el Área de Salud de la CHA (Comunidad Homosexual Argentina), y en este oportunidad estuvieron acompañadas por la mirada jurídica de Augusto Moeykens. Gabriela viaja mucho y llega siempre con una caja llena de libros bajo el brazo. Cuando se fue de Tucumán, la caja había quedado vacía.
Yo había escuchado de la historia de Lulú. La recuerdo de los noticieros hace algún tiempo y luego de las amigas: “Tenés que leer el libro… fíjate las entrevistas en YouTube”, “Hay un antes y un después…”. El libro en cuestión, no lo conseguí sino hasta que llegó ese día en esa caja a mi provincia. Se trata de una edición de la Universidad Nacional de General Sarmiento recién reimpresa, 2ª tirada, en junio de 2015: 500 ejemplares. La publicación, agotada en librerías actualmente, hace camino por fuera del circuito comercial: se mueve de mano en mano, de préstamo en préstamo, o llega allá donde Gabriela la lleva consigo.
El día de la mesa panel, el auditorio estaba lleno. Nos amontonamos, copamos pasillos y salidas de emergencia y aun así hubo gente que no entró. Tal vez sea éste un síntoma de la falta y necesidad de estos espacios para estos temas; será, quizás, que no los estamos hablando lo suficiente en los lugares donde corresponde que sean hablados.
Así, con el anfiteatro que explotaba de estudiantes universitarios, profesionales, integrantes de organizaciones de la sociedad civil y alguna que otra familia, Gabriela habló para quien quisiera escucharla. Su palabra me cautivó y emocionó. La pienso en la distancia y lo que se sostiene es la sensación de una huella indeleble, la marca en la piel del encuentro en persona con un ser Valiente, tenaz y lleno de amor.
<strong>La historia y la dignidad</strong>
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<p style=”text-align: right;”><em>Hija: hoy ya tenés 5 años y el único dolor que llevo en mi alma </em><em>es
no haberte entendido antes; te escuché, pero no te entendí.</em></p>
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<em>Yo nena, yo princesa</em> fue mi primera lectura de 2016. La devoré entre lágrimas y admiración. En sus 245 páginas, Gabriela comparte su experiencia acompañando a su hija en su transición hacia su identidad de género auto-percibida. Luana inició su tránsito a muy temprana edad. En el libro se relata cómo, desde que pudo hablar, se reconoció a sí misma nena, ante la mirada incrédula e incómoda de sus padres, su familia y de los diferentes profesionales de la salud que intentaron condicionar su sentir.
El relato está escrito en primera persona, de hecho la mayoría de los fragmentos son el diario de Gabriela al calor de los sucesos. El testimonio moviliza por los hechos que narra, en sí mismos, y porque abre la posibilidad de la empatía en cualquiera que alguna vez se haya sentido víctima de una injusticia. Es la voz de una madre que se angustia ante la incomprensión, que aprende a escuchar, que protege y que deja ser. Es la historia de una lucha, escrita desde un lugar tan común que moviliza a querer transmitirla y hacerse cargo de la parte que nos toca en esto de hacer del mundo un lugar más simple y desprejuiciado en el que vivir.
A lo largo de las páginas, de la mano de Gabriela, acompañamos a Lulú en muchas de sus primeras veces: sus pasos, sus “disfraces”, el autonombrarse, el jardín, el peregrinaje por médicxs y psicólogxs, el encuentro del acompañamiento adecuado en la CHA , la comprensión, y, finalmente, la lucha por su documento nacional de identidad. Lulú es la persona trans más joven en haber obtenido un documento legal que acredite su identidad auto-percibida sin intervención judicial, y esto es importante porque, en una sociedad aún tan hostil y discriminadora como la nuestra, es principio de garantía para su tratamiento digno, para que en una sala de espera pregunten por ella y no por él.
<strong>El respeto </strong>
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<p style=”text-align: right;”>”Cuando hay un caso ejemplar, de ahí se puede aprender o cambiar las cosas. Sobre todo desde el respeto y desde la comprensión de que estamos frente a un menor que está sufriendo, pero me encontré con personas que se pusieron a debatir el tema desde la ignorancia y el prejuicio (…), hablan subjetivamente basándose en sus miedos. Estuve un poco desorientada al principio, no es fácil ver cómo la gente se imagina nuestra vida y hace un resumen de lo que supuestamente nos está pasando”.</p>
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Pienso en Gabriela y viene a mi cabeza la palabra Valentía, y pienso también en su maestría y en su voluntad de cuidado consciente hacia sus hijxs. Pienso en que no conozco el rostro de Lulú y lo celebro. Pienso que Lulú es una nena y que es importante que no pierda su condición de tal, que participe y se involucre en esta lucha en la medida en que su desarrollo y su madurez lo permitan. Para cuidarla y acompañarla, están su madre y sus seres queridxs. La responsabilidad de abrirle camino debiera ser no menos que un acuerdo tácito y compartido por todxs.
Días después de haber terminado su lectura sigo firmemente convencida: <em>Yo nena, yo princesa </em>debiera ser lectura de base para todxs, especialmente para quienes deciden encarar maternidades y paternidades, y para aquellxs profesionales que trabajan día a día acompañando el desarrollo y fortalecimiento de la subjetividad de niños, niñas y adolescentes.
<a href=”#_ftnref1″ name=”_ftn1″>[1]</a> Todas las citas de este texto han sido extraídas de Mansilla, Gabriela (2015): <em>Yo nena, yo princesa. </em>Ediciones UNGS, Buenos Aires.
<a href=”#_ftnref2″ name=”_ftn2″>[2]</a> La mesa panel “Identidad de Género y Sexualidad: Una mirada desde la familia, el derecho y la psicología” se llevó a cabo el día 4 de diciembre de 2015 en la Facultad de Derechos y Ciencias Sociales de la UNT, organizada por ANDHES (Abogados y abogadas del NOA en DDHH y Estudios Sociales), la Comisión de Género del Colegio de Psicólogos, ADN (Acción por los derechos en el Noroeste), La Bolívar (agrupación estudiantil) y el Observatorio de Género y Diversidad de la Facultad de Derecho de la UNT.