9 de febrero de 2021

Hablando de faso: “Tucumán sale del clóset cannábico”

Lentamente, en Tucumán se registra una transformación cultural en relación con el cultivo y el consumo de la marihuana. Las flores de esta planta, que antes estaban catalogadas como una droga peligrosa a nivel internacional, comienzan a ser vistas como algo medicinal en vez de una sustancia psicoactiva meramente de uso recreativo.

En Tucumán, muchos son los que cultivan sus propias plantas, ya sea con fines medicinales o recreativos. Y lo más importante, cada vez son más las personas que se animan a salir de ese clóset y militar por esta causa. Una de ellas es Vicky Flores Fassola. “Soy activista cannábica y milito la libertad de la planta en todos lados”, se presenta en sus redes.

Es Vicky quien usa la metáfora de salir del clóset en relación con el cannabis. “Básicamente es militancia cannábica para que cada persona se empodere y tenga acceso a la planta en su totalidad“, cuenta sobre sus actividades que buscan visibilizar los beneficios de la María.

En 2020, por ejemplo, se realizó el evento “Tucumán sale del clóset cannábico” en el Parque Avellaneda y esta estudiante de biología fue una de las impulsoras. Por otra parte, también brinda talleres relacionados con el autocultivo en donde la temática se aborda desde distintas perspectivas. De hecho, actualmente están en marcha una serie de charlas sobre el tema en Pangea (generalmente se realizan los días viernes).

“De a poco se va saliendo de ese clóset”, evalúa Vicky acerca de la mirada de la sociedad hacia el cultivo y el consumo de marihuana. “Creo que la mejor manera es a través de la información”, agrega sobre la tarea que realiza para difundir las bondades medicinales de esta planta cuyo autocultivo fue legalizado pero todavía se aguarda por la implementación práctica de la resolución.

Plantín de Cannabis en el Monumento al Bicentenario, Tucumán. Foto: Juan Ignacio Moreno.
Plantín de Cannabis en el Monumento al Bicentenario, Tucumán.
Foto: Juan Ignacio Moreno.

“Yo recibo todo el tiempo información y la canalizo simplemente”, agrega Vicky, que es estudiante en el Miguel Lillo, aunque por la pandemia se instaló en los Valles Calchaquíes hace algunos meses. “Hay mucha gente que tiene miedo por lo que es una planta que es ilegal todavía”, reflexiona.

Sin embargo, reconoce que la clave del cambio que se está dando por estos días está en la naturalidad con la que varios consumidores se muestran. “No hay que temer, simplemente hay que naturalizarlo”, evalúa.

En este contexto, también destaca el crecimiento que se dio del estudio de esta planta desde distintos ámbitos académicos, lo que favorece también una circulación mayor de la información.

En los cursos que brinda y que comenzaron hace unos cuatro años, Vicky brinda información sobre el autocultivo, la historia de la planta y la cantidad de usos posibles, entre otros aspectos. “La idea de los cursitos es empoderar a cada persona, dar las herramientas para que la gente se empodere, haga su medicina en interacción con la planta, que es un ser vivo”, detalla.

De hecho, a la iniciativa de los cursos se sumaron también otras personas interesadas en la temática. Por ejemplo, el último taller anunciado tiene por eje la parte legal. Además, en las redes sociales se pueden encontrar otros grupos que trabajan en Tucumán.

En cuanto a consultas médicas, Anandamed, un centro ubicado en Yerba Buena, se especializa en brindar tratamientos con derivados cannábicos.

Un ataque de epilepsia, el disparador para lo que vino después

Vicky hizo un largo recorrido hasta llegar a donde está hoy en relación con la planta. Cuando tenía 19 años, hace más o menos una década, ella tuvo un ataque de epilepsia que la hizo buscar una medicina que le permitiera tratar el problema. Por aquel entonces, tuvo que da la discusión ante su familia, que finalmente aceptó el uso sanador de la marihuana.

Así comenzó a ahondar en el mundo del cannabis medicinal y a lo largo de los años, aprendió a preparar su aceite, tinturas y cremas; en resumen derivados que conforman su botiquín. 

Son muchos de esos conocimientos que adquirió en esta última década los que comparte en las charlas que organiza. “Somos seres sociales, los cambios los hace la sociedad entera, no los hace solo una persona, aparte lo que es la planta que genera un ambiente colectivo, de buena onda”, cuenta sobre sus motivaciones.

En cuanto a la visibilización del cannabis en la sociedad con charlas, ferias y otras actividades, Vicky explicó: “Es como salir del clóset. Es como no ocultarse más, naturalizarlo, que la sociedad se haga cargo de sus tabúes”. 

Una alquimia

Para Flores Fassola, el cultivo y la elaboración de todos los productos medicinales “requiere de tiempo, como todo lo artesanal”. “Es como conectar con la tierra, es un arte, es una terapia, es una alquimia”, define con precisión.

Por ejemplo, una tintura madre de cannabis necesita de una maceración de 30 días; el ungüento requiere de dos días; al aceite hay que dedicarle 12 horas seguidas más los meses en que demora la planta en crecer y florecer. “No es lo mismo una mano con amor que una maquina podadora coseche y que un farmacéutico la haga”, dice sobre los productos que elabora para cuidar su propia salud.

“Son muy pocas las contraidicaciones”, comenta sobre el cannabis, aunque aclara que hay personas con determinados problemas para quienes no está recomendado. Además, advierte: “A un adulto con ciertas estructuras mentales creadas no les podés dar un aceite muy concentrado porque lo desestabiliza, desconoce la situación. A un adulto hay que comenzar a darle bajas concentraciones”, explica.

Además, cabe señalar que como con cualquier medicina, lo mejor es realizar la consulta médica con especialistas.

¿Todo legal? Sí, pero no

Sobre la ley, Vicky explica que la última modificación fue un (gran) paso más en esta salida del clóset de muchos cultivadores. Efectivamente, el 12 de noviembre de 2020 el Gobierno nacional publicó el Decreto 883/2020 que reglamenta el autocultivo, el cultivo solidario y comunitario de la marihuana y soluciona en parte las falencias de la ley que se hizo en 2017 sobre el cannabis medicinal.

En noviembre del 2020, en el marco del Plantón Nacional Cannábico por la legalización de la Marihuana, diversas organizaciones marcharon en Tucumán para sumarse al reclamo y, a su vez, brindar talleres sobre el autocultivo del cannabis medicinal y la reglamentación aprobada ese mismo mes. Como una forma de pedir la completa legalización del cannabis, un pequeño plantín quedó plantado en las inmediaciones del Monumento del Bicentenario.
En noviembre del 2020, en el marco del Plantón Nacional Cannábico por la legalización de la Marihuana, diversas organizaciones marcharon en Tucumán para sumarse al reclamo y, a su vez, brindar talleres sobre el autocultivo del cannabis medicinal y la reglamentación aprobada ese mismo mes. Como una forma de pedir la completa legalización del cannabis, un pequeño plantín quedó plantado en las inmediaciones del Monumento del Bicentenario.

En ese sentido, vale recordar que con la normativa de 2017 el uso del aceite cannábico quedaba limitado a “quienes se incorporen a protocolos de investigación en epilepsia refractaria”. Además, como estaba planteada, solo permitía que se adquiriera aceite importado que, por sus altos costos, terminaba por excluir a miles de potenciales beneficiarios de esta medicina.

Además de establecer que las Obras Sociales y Agentes del Seguro de Salud del Sistema Nacional deben proveer el aceite, el nuevo decreto abre el Registro del Programa de Cannabis (Reprocann)  a personas que se dediquen al autocultivo o a los cultivos solidarios con fines medicinales. Asimismo, se garantiza la venta de aceites en farmacias. A través de esta reglamentación, se contempla también “la creación de una red de laboratorios públicos y privados asociados que garanticen el control de los derivados producidos”.

Más allá de la ley cuya aplicación práctica no está aceitada, Vicky recomienda que más allá del decreto, “lo recomendable es tener una recomendación médica de que vos usas la planta como medicina”. Esa es una forma de estar más seguros ante la ley mientras se van aceitando los procesos legales.

También es recomendable, cuenta, realizar un etiquetado de la planta en donde conste que se usa para tratar determinada patología. En ese sentido, señaló que mientras la planta siga contemplada en la ley de drogas la libertad frente al uso de la planta no será total.

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