Por Camila Moraes (Traducción por Patricio Dezalot)
Publicado en diario El País, Brasil, el día 13 de Noviembre de 2015.
A los 20 años Liniker Barros, cantor y compositor, ya es considerado como la nueva voz brasilera del soul.
Una voz poderosa con un tono levemente ronco -típico de los artistas de soul- anda circulando por las redes sociales cantando en un lindo portugués. La voz es negra, sube y baja sin problemas, y ya se metió en los oídos de millones de internautas, invitándonos a swingear al sonido de un EP, Cru, lanzado hace menos de un mes atrás. El dueño de esa voz tiene nombre: Liniker -como Gary Liniker, el jugador de futbol británico que brilló en el Mundial poco años antes de que su tocayo brasilero naciera en 1995. Sin embargo, más que nada, el dueño de la voz tiene presencia y sabe lo que quiere.
“Uno de mis mayores deseos como artista es que la gente saque para afuera lo que es, que no tenga problema con eso” dice el autor y compositor oriundo de Araraquara, cuyo labial rojo y brillante hace un contraste perfecto con su piel negra, y cuya barba en forma de candado hace que sus grandes aros plateados se luzcan todavía más. Liniker, con sus 20 años, tiene un estilo bien definido en su música y en su vida. Cuenta que cuando se puso un turbante por primera vez hace ya algunos años, sintió que estaba usando una corona.
Se puede decir que en el circuito de la música independiente él ya fue coronado… con una gira nacional confirmada y otra internacional por confirmar, al lado de su banda Liniker y los Caramelos. Que no sorprenda que en breve brille también en los palcos de la industria tradicional. Cargado, por un lado, de energía, el hijo de Ángela (“Mi mamá, mi más grande inspiración”) está listo para despegar en su carrera artística. Por el otro, revestido de coraje “en tiempos tan opresivos”, camina por Araraquara, Santo André (donde hace dos años estudia teatro) y São Paolo, sin miedo de ser quien es.
¿Explotaste, no? Fue en muy poco tiempo
Exploté. Lanzamos el EP el 15 de octubre y en una semana uno de los videos que grabamos ya tenía un millón de reproducciones. Fue asombroso. Uno siempre espera que las cosas salgan bien, pero no que sucedan así de rápido. Es increíble, “¡Dios mio! ¡Dónde llegaremos!”.
¿Cuándo fue la primera vez que cantaste y descubriste que tenías talento para la música?
Fue en sexto grado. La profesora nos pidió cantar para el día de las madres. Yo canté y todos quedaron sorprendidos. Siempre me gustó cantar, pero como vengo de una familia de músicos siempre me quedaba callado, con vergüenza. Todos eran profesionales, entonces yo pensaba “¿Voy a abrir aquí la boca y cantar? De ninguna manera”. Después comencé a hacer teatro. La obra era Os Saltimbancos, y tenía que cantar. Hice la audición para hacer del perro, y quedé, y de ahí en más no paré. Comencé a meterme de lleno en el canto después de hacer teatro, a los 15 años.
Por tu primer disco se podría decir que tu rubro es la música negra. ¿Te identificas con otros géneros musicales?
Sí, música negra en el sentido amplio del término, crecí escuchando eso. Tengo una gran influencia de samba rock por parte de mi madre, que daba clases de ese ritmo en el interior de São Paolo cuando yo era chico. Siempre me quedaba bailando con ella en el aula, aprendiendo los pasos. Después por mis tíos, que son compositores de samba tradicional. Uno de ellos toca desde hace 30 años. Yo crecí así con esas influencias de la música negra. Con esa familia… si yo no salía músico, no sé qué otra cosa podría haber sido.
¿Cómo es el ambiente musical de Araraquara?
Tiene muchas cosas, desde las bandas sertanejas hasta las de samba. También hay mucho rock allá, hasta un festival que se llama Grito Rock y otro también, Araraquara Rock. Y ahí también está el Baile do Carmo, con el que mi familia estuvo siempre muy involucrada. Tiene 150 años si no me equivoco, y comenzó en los quilombos que había cerca de Araraquara. Los negros se reunían en las granjas aprovechando una fecha en la que los patrones dejaban que ellos usaran la quinta para festejar. Eso fue tomando visibilidad en la ciudad, cada año con nuevas atracciones. Son cinco días: baile de gala, baile rock, baile deportivo, juegos y almuerzo. Entonces toda la comunidad negra de Araraquara se junta ahí en Julio. Es increíble, una de las mayores influencias de mi vida.
Llama la atención que, por lo menos para los que no son de Araraquara, aquella ciudad se relaciona más con los campesinos, con los inmigrantes italianos y con grandes empresas como Cutrale… y no tanto con la comunidad negra.
Es verdad. Yo creo que el Baile do Carmo es el único medio hoy que va en contra el acorralamiento de la cultura negra en la ciudad. El evento resiste, y cada año toma una potencia mayor, a pesar de que falte un poco de compromiso de la misma comunidad negra, en mi opinión. Muchas personas de Araraquara, de la misma ciudad, jamás escucharon hablar del evento.
Leí que tu mamá es una gran inspiración para vos. ¿Por qué?
Sí. Mi mamá es una mujer increíble. Se llama Ángela. Nos crió a mi hermano de 13 años y a mí sola, con mucho esfuerzo. Tengo muy poca relación con mi papá, pero mi mamá, por otro lado, es un gran apoyo: aquella persona que siempre mira para adelante, acuariana, que te tranquiliza y dice que todo va a salir bien. A todos los lugares donde ella iba se aseguraba siempre de presentarme: “Él es Liniker, mi hijo, venimos juntos”. Una persona muy presente, con los pies en la tierra, que vive la vida. “Andate, seguí adelante. No te quedés bajo mi pollera, por más que pueda sufrir porque te vayas”
Contame un poco sobre tu primer EP, Cru.
Comencé a componer a los 16 años. Escribía cartas de amor también, pero no me animaba a entregarlas a los chicos de los que gustaba. Hasta que entendí que tenía que sacar eso al mundo de alguna manera. El año pasado, después de un año estudiando en São Paolo, fui para Araraquara y conocí a Guilherme Garboso, el baterista de la banda hasta hace poco tiempo atrás, y le comenté que tenía esas letras, que quería hacer mis canciones, que necesitaba hacerlo desde el soul y la música negra. Quería que la gente se sienta como yo me siento cuando escucho este tipo de música: como una cosa que te empuja y que no hay como parar. Comenzamos a trabajar en febrero y ensayamos hasta julio. En octubre lanzamos el EP con tres temas: Louise do Brésil, Zero e Caeu. Todo el proceso fue muy colectivo, como mi experiencia estudiando en la Escuela libre de Teatro de Santo André. Invitamos a personas que querían intercambiar artísticamente y ahí se fue dando todo muy fluido.
¿Cuáles son sus referencias musicales?
Clube do Balanço, absolutamente. Cartola. Por Etta James me pongo tarado. Por Nina Simone también. Amo todos los clásicos de la samba… y Caetano, Gil, Gal. Me gusta nuestra música, e intento combinarla con la de afuera. Escucho mucha música de hoy también, como Tulipa Ruiz y Tássia Reis, que es una rapera nueva. Y mis tíos, siempre son una fuente de inspiración. Si no fuese por ellos…
Tu trabajo musical parece venir acompañado de una preocupación estética…
Sí. Queríamos que el EP fuese una cosa íntima, entonces grabamos en vivo. Para captar el momento, en Cru [crudo, ndt]. Los temas quedaron muy escénicos, así como los arreglos y la interpretación. Y ahí estoy con los labios pintados, aros grandes… yo me visto así todos los días y sentía que necesitaba mostrar eso al público, ser lo más transparente posible. ¿Por qué ponerme un jean y una camisa y mostrar mi trabajo solo con la voz? Mi cuerpo es un cuerpo político. Quiero mostrar a las personas lo que me está pasando. “Este es Líniker, un tipo que puede usar labial, un turbante y cantar”. Eso no me aleja de nada, ese es mi porte como artista.
¿Usar ropa que se considera femenina no te dio problemas por las reacciones de la gente?
Siempre quise usar la ropa de mi mamá pero no lo hacía porque iba a ser acosado. Menos en Araraquara, que es una ciudad pequeña. Iba para una feria de usados, quería un vestido, unos aros, pero no los compraba… yo estaba bien conmigo mismo, el problema era la ciudad. Mi proceso comenzó cuando salí de casa y me sentí más liberado. Pensé: “Ahora que estoy construyendo mi libertad, si no puedo ser quien soy y vestirme con lo que quiero, no voy a avanzar en nada”. Y así comencé a usar labial y polleras y a salir a la calle con esa ropa. Fui para Araraquara por primera vez pensando “les voy a enseñar lo que soy”. Ahí un tío mío me increpó, quería saber lo que estaba pasando y me trajo ropa de él –“para que sepas cómo se viste un hombre”. Le di las gracias, pero le dije que no iba a usarla. Y mi mamá me defendió: “Dejalo en paz, Liniker es un artista”. Ella me dijo que la gente iba a hacer comentarios, pero que estábamos juntos. Si mi mamá, que me crio, estaba tranquila, todo estaba bien. “Y que el resto se joda”. Cuando me volví a casa, encontré adentro la cartera un rímel que me había metido como regalo. ¡Ella es una ternura!
Vos decís que tu cuerpo es político, ¿qué es lo que te gustaría transmitir con él?
En estos tiempos de tanta opresión, que afirme así, con tanta fuerza, es muy importante. La gente necesita saber que soy negro, pobre y gay y que puedo tener potencia también. Soy un artista que se expresa así. Entonces si vos estás ahí, si te sentís reprimido y tenés ganas de sacar a pasear a tus demonios afuera y mostrarte tal cual sos, afirmate. Ese es uno de mis mayores anhelos como artista de esta generación.
Hace falta tener coraje también
Gracias a dios nunca me golpearon. Pero sí fui muy insultado. En el subte, cuando estás tranquila y tenés a un tipo al lado con un celular tratando de disimular que te está sacando una foto. Es muy empingante. Está invadiendo mi espacio, y no tiene sentido. Un chofer en la calle una vez me dijo: “¡Vení para acá! ¡Te voy a comer!”… Creo que sí es necesario ser corajudo. Yo no puedo dejar que eso me afecte, no soy ese tipo de persona.
¿Tenés algún mensaje para la gente que es conservadora como el diputado Eduardo Cunha, que está en contra del aborto, los métodos anticonceptivos y los gays?
Mi cuerpo es mío. Tengo libertad sobre él. Si tengo cordura ¿por qué venir a meter la cuchara en mis cosas? ¿Quién se cree para venir a decirme lo que tengo que hacer? Cada uno es único, cada cuerpo es una historia.
Fuente en portugués:
http://brasil.elpais.com/brasil/2015/11/12/cultura/1447331706_038108.html
Información adicional: Actualmente Liniker se reconoce como una mujer trans.