<h5>por Renata Figueroa y Guido Rocha</h5>
<strong>El pasado 4 de marzo el barcito de la Laprida y Córdoba llegaba con mucho orgullo a sus 10 años de vida, que también son 10 años de lucha, y a modo de festejo invitan al público y a distintas agrupaciones cercanas a realizar actividades durante todo el mes de marzo, pero además la fiesta no podía faltar. El sábado 12 citaron a todxs lxs amigxs que llevaron adelante y acompañaron el proyecto, y entre pizzas y cervezas el lugar se copó de alegría.</strong>
Comenzamos entrevistando a un grupo y cada unx que se acercaba iba, volvía, quería opinar, se iba… y bueno, así es Pangea. Un semillero que empieza a gestarse después de la crisis del 2001, entre compañerxs que militaban dentro del MTD – Movimiento de Trabajadores Desocupados que empezaban a tomar como modelos a las fábricas recuperadas, en un contexto en que la autogestión parecía ser la alternativa más justa para lxs trabajadores durante la crisis. Nicolás García nos cuenta que, tomando algunos proyectos productivos que habían generado en los barrios, observaban que si bien servían para sostener el comedor o el merendero, no generaban una dinámica que les permitiera a lxs trabajadorxs de esos emprendimientos tener un ingreso y un sustento para hacer frente a la crisis económica. El barrio presentaba un problema de comercialización: compañerxs muy humildes con poco ingreso para consumir producían, pero al haber poco consumo no tenían logística para distribuir sus productos. Entonces, junto a militantes que no eran argentinxs y que querían establecerse en el país, deciden armar un emprendimiento en el microcentro que permitiera generar sustento a esxs trabajadorxs y que también sirviera para promover un mercado para los productos que se hacían en el barrio. Necesitaban algo que genere plata rápido; y concluyeron en que un bar era lo que mejor se adaptaba a sus necesidades. “Con muy poca inversión alquilamos un local y abrimos con 10 mesas creo en total”, dice Nicolás.
<strong>Se llama autogestión</strong>
Al rato se acerca Jeanne Nicod que nos explica, con su acento francés tucumanizado, que antes de ser una cooperativa, Pangea es un emprendimiento autogestivo: “después agarró el estatuto de cooperativa pero al final no es nada, hay cooperativas que son la misma lacra que otrxs, marginan empleados, explotan”. Ellxs entienden la autogestión en el sentido de horizontalidad, intentan repartir las tareas para que todxs tengan experiencia en todo pero sacando lo mejor de cada unx de la forma más igualitaria posible.
“Y por qué lo autogestivo, y porque es otra forma de ver el trabajo, es querer no trabajar con un jefe […] o trabajar para el estado que puede ser genial pero no todxs podemos acceder a algo así […] entonces nos manejamos nosotrxs desde cero y llevamos un proyecto económico pero también político”, dice Jeanne.
La cotidianeidad, la prioridad que tienen los objetivos a corto plazo sobre las proyecciones a largo plazo, el laburo de noche, o el hecho de no tener un modelo de bar de estas características junto con las particularidades de nuestra provincia en relación a emprendimientos autogestivos son algunas limitaciones que hacen que Pangea sea un constante experimento. Para Fátima García la limitación más grande viene desde afuera: “tenés trabas desde todos lados, la autogestión no está contemplada dentro del capitalismo, el mundo te trata como si fueses un capitalista que saca plusvalía de la gente, por ende vos podes pagar tantos impuestos y tantos requerimientos que son un limitante […] y de repente, ese extra que se llevaba el patrón no existe pero incluso el estado no te lo favorece”. Sin embargo, a pesar de las adversidades, hoy Pangea tiene un piso de construcción bastante amplio que les permite tener un salario, una organización laboral, una infraestructura, y 10 años de trayecto.
“Lo que más me flashó de Pangea es cuando laburas con un patrón que es una mierda, que te está marcando todo el tiempo, y venís acá y de repente estas como ‘¿puedo?, ¿no puedo?, ¿debo o no debo?’ […] porque venimos de estructuras patriarcales […] y de repente somos acá las pibas las que re mandamos […], te encontrás vos en la decisión”, dice Fátima.
<strong>Puertas adentro y puertas afuera</strong>
“Es un semillero de otros proyectos autogestivos”, comienza diciendo Cecilia Navarro. La impronta que tomaron logró trascender a lo que es el bar, de forma tal que lxs compañerxs que trabajaron ahí en algún momento, hoy llevan adelante sus propios emprendimientos autogestivos. En este sentido, José Díaz Toscano deja en claro que el proyecto propone un cambio desde una lógica que se nos impone “y que nosotros decimos que no queremos esa lógica; planteamos ésta lógica”. Para él, ponerle el cuerpo al proyecto también implica que sus trabajadorxs, al dejar el bar, puedan proyectar y construir desde la autogestión.
También se trata de generar iniciativas dentro del espacio, como lo fueron las ferias, como lo son los talleres que tienen lugar durante los días de semana. Pangea se presentó para Pía Casadey como una posibilidad de trabajar con lo que a ella le gustaba, con lo que ella hacía, con lo que a ella le interesaba difundir y supo que tuvo un espacio que le abrió las puertas.
En relación a los movimientos sociales, el bar tiene las puertas abiertas a quien quiera construir algo desde la autogestión. Quiénes representan a Pangea, cómo surge y con quiénes se relaciona el espacio, llevaron a la construcción de cierta red en la cual el bar brinda las herramientas mismas con las que hoy se maneja: Pangea es una herramienta de lucha. “Busca construir una alternativa al capitalismo tratando de disputarlo, de contrarrestarlo […], desde ese lugar nos paramos y aportamos a los procesos de emancipación […] haciendo uso del poder como hacemos acá adentro; hay un poder que no se delega como se cree con la democracia representativa, sino que es cada unx haciendo uso de su poder”, explica Fátima.
“La autogestión por si misma abraza un montón de causas […], la ley del aborto libre y gratuito, las luchas del Colectivo (lgtb), la toma de la Facultad. Es la herramienta de tener un espacio físico y hacer visibles todas esas luchas, ya sea con una bandera, con un evento, con las reuniones”, dice Pía.
<strong>Empoderarnos</strong>
Para explicarnos cómo se sostuvo el bar en estos años en relación a la situación económica, y cómo piensa seguir en pie con la crisis y el ajuste que se impone en el país, Fátima y Pía son muy claras: “la respuesta es la lucha […]. Tenemos claro que es en la calle, junto con otrxs compañerxs saliendo a pelear. Es lógico, el capitalismo no va a fomentar su propio germen de cambio que puede ser la autogestión […] nosotros podríamos ser esas pequeñas semillas de cambio de estructura, y por eso obviamente somos el sector más marginal de toda la economía, y si el capitalismo mediante gobiernos te acepta, es para tenerte en esa marginalidad y supervivencia que considera que la autogestión o las cooperativas son como el mercado de los pobres”
“Ahora con el macrismo, ayer con el kirchnerismo […] pero siempre desde la marginalidad que nos da el Estado a las cooperativas […], hay que dar el salto a que realmente haya políticas que nos empoderen, que lo vamos a ganar con lucha y organización”.