7 de noviembre de 2015

Balas de Gibré

Hace un tiempo Leopoldo Brizuela nos contaba:

“Caminábamos con Leda Valladares por una calle de Buenos Aires, un mediodía de los años ochenta, cuando vemos venir a Juan José Hernández. “Ay Juanjo”, suspiró, “¿Cuándo nos volvemos a Tucumán?” “¿A Tucumán, querida?” se escandalizó el otro. “¿A qué? ¡¿A que nos cascótien?!”

Juanito, en su graciosa exasperación, nos confesaba todo: buscábamos huir para vivir. La negada permanencia, el afán de la escapatoria. De evitar ser lapidada en estas tierras. La expulsión, el ostracismo de muchxs de nosotrxs ha sido una constante. Apenas hubo un tramo de ferrocarril Gabriel Iturri hizo lo suyo, como relata Páez de la Torre (h) en El Argentino de oro. Todo un siglo de migraciones.

“Somos las hijas de la vergüenza”, nos dice Didier Eribon: nacemos de un mundo de injurias. El insulto es la manera en la que el orden nos recuerda cotidianamente nuestro lugar en el mundo: un lugar abyecto, una identidad deteriorada, podrida, desvalorizada. El cascote es la injuria, o una analogía de ésta, su expresión brutal.

“Somos las hijas de la vergüenza”, nos dice Didier Eribon: nacemos de un mundo de injurias.”

La piedra roñosa que se nos lanza tiene destinatario. Lxs que se quedaron son aquellas que cargaron con aquel destino, y sobre ellxs se trata esta revista. Pero también habemos las que estamos, las que encarnamos hoy la real realidad de la vida.

La Cascotiada nace así de una profunda relación tucumano-básica con lo que no se corresponde con lo impuesto. Es una revista rara surgida de la calor de los cuerpos y de las mentes. Es un arma para pulverizar los cascotes con nuestras balas de gibré y usar los escombros para cimentarnos a nosotrxs mismxs. Enfrentamos con ella las injurias que nos son lanzadas. Criticamos a este Tucumán conservador. Reclamamos aquel espacio de resistencia que es nuestra comunidad, pero increpamos también la homofobia internalizada del ambiente.

“Es una revista rara surgida de la calor de los cuerpos y de las mentes. Es un arma para pulverizar los cascotes con nuestras balas de gibré y usar los escombros para cimentarnos a nosotrxs mismxs.”

En este número reconstruimos brevemente la historia de las lesbianas en el Tucumán de los ’80 y ’90. Repasamos la experiencia de Cruzadas, el primer grupo de activismo lésbico en Tucumán. Reflexionamos sobre lo explosivo del Arte Drag y la importancia de nuestras dragas sudacas. Cuestionamos profundamente el Honoris Causa que quiere otorgarle la UNT al Papa Francisco. Repensamos desobedientemente nuestras corporalidades. Reflexionamos sobre el “voto gay” bussista. Reseñamos la avant premiere Totitita, el primer corto trans de nuestras tierras. Armamos la experiencia de vivir con VIH en nuestras cabezas norteñas. Y por último nos lesbianizamos con humor de la mano de Elba Surita.

Escribimos nuestra historia, y queremos contarla como debe ser: el acto heroico de nuestras mártires, adornado con moños y brillantina. Vamos a hacer de toda aquella vergüenza a la que nos han sometido fuente de energía creadora: un potencial de orgullo, pero a la tucumana

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