Publicado originalmente en el portal APA!
El jueves pasado se presentó en Pangea el primer número de la Revista La Cascotiada, una publicación trimensual donde se llevarán a cabo análisis y debates sobre la realidad de lesbianas, homosexuales, bisexuales y trans de la región.
Las luces de la sala se reflejaban en las bolsitas transparentes que envolvían las revistas. Cada una de ellas tomó 30 minutos de impresión, un trabajo en serie de varias manos para empaquetarlas y luego, junto a otras decenas de ejemplares, cruzó toda la ciudad en medio de la tormenta del jueves pasado para llegar a Pangea, donde serían presentadas.
El nombre de la revista es La Cascotiada y evidentemente fue hecha con mucho amor.
Siguiendo el formato de una entrevista en vivo, Amanda Ponce de Ponce, representada por Salustiano Zavalía, les hizo preguntas a los miembros del staff periodístico. Sus respuestas presentaron los objetivos de la revista, su historia y el proceso de redacción de las notas y de la impresión artesanal de los ejemplares. Mientras tanto, Dyego Alba, recién llegado de Santiago del Estero, además de responder preguntas, realizó una performance derramando plasticola con brillantina sobre su cara y su torso.
La historia de la revista
Quienes asistieron a la presentación se enteraron que la concepción de La Cascotiada se remite a un par de años atrás, cuando Patricio Dezalot, Fabricio Jiménez Osorio y Maxi Galiano coordinaron un ciclo de cine debate llamado Proyecciones Insumisas. Tenían tantos proyectos e ideas que decidieron volcarlas a un boletín. Al poco tiempo vendría la toma de la Facultad de Filosofía y Letras y en ese contexto se formaría el Colectivo LGTBIQP en Lucha, del cual serían parte los tres.
Luego de llevar a cabo marchas, festivales y besadas masivas, entre otros eventos, finalmente este año retomaron la edición de la revista, que se llama La Cascotiada en homenaje a Juan José Hernández y una anécdota sobre un Tucumán que lo empujo al exilio y de la que sólo podía esperar cascotes, como le dijo un día a Leda Valladares.
La Cascotiada es en principio un espacio de discusión sobre las diferentes experiencias que las personas LGTB viven en la actualidad y con las que se enfrentaron en el pasado. En este último caso, dentro de la sección Archivo, se hará una reconstrucción de la historia de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales tucumanas, a través de investigaciones y entrevistas. Luego esa información tomará la forma de un artículo periodístico que será publicado en cada número.
El proyecto no sólo incluye la revista impresa sino que también comprende un sitio web donde, además de la sección de revista y la de archivo, hay una de noticias y otra de recursos, con material práctico y conceptual que próximamente estará disponible para ser consultado. Como menciona Patricio, lo que él y sus compañeros de trabajo quieren es que la revista “se convierta en una caja de herramientas para todo aquel que entre a la web. Que pueda utilizarlas en su vida cotidiana, y en ese trabajo sobre sí mismo que uno necesita para sentirse orgulloso y rebelarse contra la vergüenza con la que nos han criado”.
Una cascotiada colectiva
La presentación de la revista también fue una invitación. Cada asistente se llevó un souvenir: una piedrita cubierta de gibré y envuelta en celofán. Esa piedrita es mucho más que un recuerdo de esa noche, es una invitación a devolver los cascotes que durante mucho tiempo y hoy todavía, lesbianas, gays, trans y bisexuales tucumanos reciben de forma cotidiana. Por eso la revista está abierta a nuevos miembros y propuestas.
Como afirma la editorial de La Cascotiada, “Vamos a hacer de toda aquella vergüenza con la que nos han criado, una fuente de energía creadora: un potencial de orgullo, pero a la tucumana”.